martes, 10 de julio de 2012

Tic - Tac -Tic -Tac


Estamos tan preocupados por cosas absurdas, sin importancia y vánales, que no nos damos cuenta de los pequeños detalles de la vida… Un buenos días por la mañana de un desconocido, una sonrisa, una acaricia, un “espera, yo te lo traigo”, un sinfín de minúsculas cosas que harían más feliz la existencia.

Corremos de un lado a otro, vamos con prisa, de aquí para allá como si la vida se midiera  en un suspiro, y no es un suspiro es una exhalación, es tan rápida que casi no nos damos cuenta que sucede a nuestro alrededor, bebemos del agobio, del estrés, de abarcar más de lo que puedo, de querer correr tanto sin tener un lugar marcado. Debemos estar pendientes de lo que realmente nos haga feliz.

¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a tomar un café tranquilamente en un bar con amigos?, ¿Cuándo fue la última vez que llamaste a alguien para decir te quiero?, ¿Cuándo ha sido la última vez que te has despertado y te has quedado en la cama, ronroneando? ¿Cuándo has sido la última vez que hiciste lo que te apetecía?... ¿Cuándo? Parece que siempre hay un mañana para hacer cosas… No nos paramos un segundo para preguntarnos algo tan absurdo como ¿Soy feliz? Esa respuesta es infinita: sí por supuesto, a ratos, no, a veces, depende… La felicidad es una sensación intangible y escasa, para mí la felicidad es incontrolable, a veces eres feliz sin nada en especial, corta  y subjetiva, cada cual la entiende o la lleva a su terreno.

Buscamos la felicidad a tiempo completo y eso no existe (al menos para mí), se puede estar contenta o contento todo el día pero la felicidad es otra cosa, son segundos de tu día a día, esos segundos que dilatan tus pupilas, que aceleran tu corazón, que no puedes dejar de sonreír, que no importa que pasará, y que todo pasa a un segundo nivel… Esos segundos hay que aprovecharlos al máximo para que durante el  resto del día huelas a alegría, y puedas estar contento/a, a esa alegría que impregna tu piel cuando eres feliz.

La felicidad no se busca, se alcanza y se consigue, a veces cuesta, y no tiene por qué llegar todos los días, algo que sucede siempre no se valora, se convierte en cotidiano. Nos guste o no, los malos momentos son necesarios para valorar  los buenos y para sentirnos aún más felices cuando ésta pega a tu puerta y tú la invitas a pasar y a quedarse, y ella siempre responde como no podía ser de otra manera, esbozando una sonrisa,   con  un “sólo estoy de visita”.

Fijémonos en los pequeños detalles porque en los tiempos que corren nos será más llevadero  para poder exhalar la vida. Adentremos en el universo de pequeñas cosas, valoremos cosas tan normales cómo la salud, necesidades básicas, (hoy podemos comer), suerte de tener amigos, amigos de verdad, no de copas, amigos de los que cuando estás mal, te apetece llamar por qué no te dirá eso de te lo dije,  solo te mirara y abrazara,  entre otras pequeñas magnánimas cosas.  



En fin, respiremos felicidad


2 comentarios:

fran que dijo...

parece tan facil....

Che dijo...

punto por punto, suscribo lo taan bien expresado por ti!